Luis Ramón Arrieta, secretario de la Comisión Económica del Consejo de Gobierno de la Universidad de Deusto, subraya la necesidad de un nuevo pacto social para superar los efectos del terrorismo de ETA, señalando que “no valoramos la paz desde el punto de vista económico por el déficit estructural generado». Durante una jornada en el hemiciclo de Bilbao, Arrieta se refirió al impacto del terrorismo en la economía y enfatizó la importancia de mirar al futuro con propuestas concretas para superarlo.
Las investigaciones y publicaciones indican que, además de los enormes costos humanos, el terrorismo tiene costos directos y frena la inversión y la actividad económica. Esto se traduce en una pérdida de dimensión económica, de estructura empresarial y de capital humano. En Euskadi no hay precedentes en la UE ni en la OCDE de un grupo terrorista que haya causado tanto daño humano (854 muertos, miles de heridos y más de 100.000 desplazados) y económico a lo largo de seis décadas.
Si bien es difícil determinar el impacto económico exacto, se estima que los costes directos totales superaron los 25.000 millones de euros en 2020, y que se defraudó a entre 10.000 y 15.000 empresarios y directivos. El País Vasco perdió alrededor de 30.000 empleos valiosos, siendo Bizkaia la región más afectada, lo que provocó deslocalizaciones de empresas y la pérdida de grandes centros de decisión.
Arrieta confía en la resiliencia de la sociedad civil, de las administraciones públicas y del concierto económico, que es un escudo clave. Sin este acuerdo, que permite mayores oportunidades de inversión en el sector público, la situación sería peor. Sin embargo, la intensidad y duración del terrorismo han impactado significativamente el potencial de crecimiento y prosperidad futuros de la economía vasca. Las inversiones cayeron drásticamente, lo que provocó una pérdida de capital social del 43% y una caída del PIB del 24%, la más grave del país y de la UE.
En los últimos diez años, el PIB del País Vasco ha crecido menos que el PIB del país y mucho menos que en comunidades como Cataluña o Madrid. Además, el crecimiento del sector privado en Euskadi durante los últimos cinco años ha sido el más bajo de España.
Arrieta propone reparar el daño económico y cambiar la tendencia mediante el apoyo a mediana y gran escala de gobiernos y grupos políticos que ofrezcan marcos regulatorios, fiscales y legales atractivos. Esto es esencial para revitalizar la estructura empresarial y crear proyectos de inversión que aseguren la prosperidad futura.
Para lograrlo, es necesaria la cooperación entre organizaciones empresariales, sindicatos, universidades y otros actores de la sociedad civil. Arrieta menciona el caso de Irlanda del Norte, que experimentó una importante recuperación económica tras los acuerdos de paz.
Subraya la necesidad de tomar conciencia de la situación actual y propone un plan integral que incluya la atracción de inversiones, un timbre fiscal especial, un plan de retorno para las personas desplazadas, un plan de negocios, la valorización de los resultados empresariales, la recuperación de la capacidad motriz de las empresas y la mejora de la eficiencia de la administración pública.
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